martes, 21 de mayo de 2013

Comparación de amor


                                          Comparación de amor
         

El amor posee una extraordinaria fuerza expansiva. Cuando se  pronuncia se llena el espacio de nuestra imaginación no de una sola figura, con contornos definidos e inequívoco, sino de múltiples representaciones muy diferentes entre si como el amor maternal y el amor de una pareja. Mientras que el primero es eterno, el segundo sino se lo sabe cultivar pude morir.
El amor de pareja se alegra al escuchar los latidos de su corazón, mientras se regocija en su pecho. El otro antes de nacer ya se regocija con escuchar los primeros latidos de su tierno corazón.
El amor de pareja te hace feliz; pero a veces puede atormentarte el corazón y hasta es posible que te lo rompan. El amor maternal no le importa si te rompen el corazón con decepciones o ingratitudes, perdona y olvida, basta una sonrisa, un beso, un abrazo, un te quiero, porque sólo funciona el corazón, no así como aquél que puede influir el razonamiento.
Si amor significa: Sufrir, llorar, reír, crecer, sol, viento, marea, tormenta, razón de vivir, penas, alegrías, agonía, una gran ilusión, vitamina diaria, calmante para el dolor, el amor maternal se queda con las palabras más positivas.
Mientras que el amor de pareja algunas veces culmina con el sexo, otras veces empieza con ello, el amor maternal nunca culmina.
En la vida siempre se tiene los dos amores más fuertes; pero uno de ellos a veces puede esconderse, no se puede gritar a los cuatro viento, tan sólo se ama en silencio y entre silencio y silencio se quema, es una satisfacción de penas y alegrías.
Kali Gibrán decía: “Cuando les llegue el amor, síganlo aunque su camino sea rudo, porque así como el amor corona, así crucifica”.
Alfonso Rey plasmó: “Amar es servir y de lo que el hombre gusta es de ser servido, ¿Cómo entonces, no le va a resultar costoso amar”?
El amor sirve para que el corazón no esté triste y amargado. Si quieres que tu corazón permanezca intacto, no se lo des a nadie, ni siquiera a un animal,
asegúralo en el ataúd del egoísmo, así permanecerá intacto y no sufrirá.
Señor, te pido que cuando mi hija sea madre, adormécele el dolor.

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                                                        Prof. Gladys Fernández Justiniano



“Los hijos son las anclas que sujetan a una madre a la vida”
                                                     (Sófocles)

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